Historias de madres que decidieron quedar embarazadas sin la necesidad de
tener un hombre al lado. Características de estas mujeres. Cómo contarle la
situación a los hijos.
Son mujeres de entre
35 y
42 años que durante muchos años priorizaron su profesión y su trabajo,
logrando un sólido desarrollo intelectual y económico. En general, no tienen
pareja y muchas poseen un poder adquisitivo medio-alto. Sin embargo, detrás de
todos esos logros materiales aparece un profundo deseo de ser madres antes que
su reloj biológico se detenga. Y en muchos casos, ese anhelo no viene acompañado
por la necesidad de tener un compañero para criar a ese hijo y formar una
familia tradicional no aparece en el horizonte de sus expectativas.
Muchas de ellas no han establecido un vínculo estable porque precisamente le
dedicaron mucho tiempo a su profesión. Algunas tienen una ideología que les
permite imaginar una maternidad sin padre. Y otras, quizás buscaron el embarazo
junto a su pareja y por alguna razón (muerte, abandono, divorcio) ese vínculo se
interrumpió. A esta edad, entonces, eligen esta maternidad monoparental.
Por lo general, casi todas las mujeres desde niñas fantasean con la
posibilidad de ser madres y ese deseo se trasluce en sus juegos. Un hijo siempre
viene a completar algo y ocupará un espacio tanto físico como psíquico y de
alguna manera ayuda a apaciguar la soledad.
La decisión de ser madre soltera es personal, íntima, particular y única de
cada mujer teniendo en cuenta su deseo de maternidad. Son mujeres que se han
valido por sí mismas para obtener lo que con mucho esfuerzo han logrado, que
probablemente han estado muy solas en estos trayectos de su vida y en muchos
casos pensar en compartir con sus parejas no es vivenciado como una potenciación
de sí mismas sino por el contrario como una pérdida de sus libertades y de sus
logros.
“He escuchado a mujeres que dicen que tal hombre les gusta para que sea padre
de sus hijos, pero a lo mejor no les agrada su estilo de vida o su profesión. Lo
quieren sólo como “reproductores”, pero no como compañeros de vida. Al quedar
embarazadas se alejan. Cuando hay un acuerdo, y el hombre acepta ser sólo un
semental, se explicita el deseo de que ese futuro hijo sea sólo criado por la
madre. Estos hombres podrían reclamar su paternidad, pidiendo la realización del
análisis de ADN, pero no suele ser lo habitual”, explica Diana Resnicoff,
psicóloga y sexóloga clínica.
Cambios de mandatos sociales
Tiempo atrás hubiera sido impensado para la sociedad aceptar que una mujer
criara sola a su hijo. Sin embargo, hoy en día algunos mandatos se
flexibilizaron, la vida se extendió, la competitividad laboral creció, la mujer
desempeña cargos jerárquicos y eso hace que retrasen las maternidad y se animen
a soñar con otras formas que les permitan cumplir con sus deseos de ser
madres.
Los métodos por los cuales una mujer logra voluntariamente convertirse en
madre soltera son variados, ya sea que recurran a la adopción, o mediante un
tratamiento de inseminación artificial, gracias a un donante anónimo y a los
bancos de esperma.
“Son mujeres que no quieren engañar a un hombre para cumplir su deseo de ser
madres y que prefieren el banco de semen porque allí se descartan enfermedades
de transmisión sexual y además evitan contraer riesgo al tener relaciones
sexuales con acompañantes ocasionales. El anonimato del donante garantiza que no
haya reclamo de paternidad, esto de alguna manera libera de futuros conflictos
en cuanto al hijo, tenencia, salidas del país, temas de educación”, explica la
licenciada en Psicología
Eliana Vasconcelo.
Desde que era adolescente,
Mariela (44) siempre supo que le
gustaría ser madre. Como tuvo varias parejas pero con ninguna de ellas logró
tener una relación a futuro, hace tres años juntó todos sus ahorros y se sometió
a una fecundación in vitro con el semen de un donante anónimo. “Me hubiera
gustado tener un hijo con un hombre que amara. Pero no todo me salió como
quería, aunque hoy soy feliz con mis mellizas”, dice.
Cecilia (39) es contadora y conforma el directorio de una
empresa familiar. En el 2009 quedó viuda y consultó con una psicóloga porque
sentía que siendo tan joven ya no tenía proyectos.
“Tenía mucha soledad, tristeza y desazón. Después de hacer el duelo, la
terapia me hizo reflotar el deseo de ser madre y sentí que no debía esperar
mucho más tiempo aunque al principio tuve miedo sobre cómo sería criar sola a mi
hijo”, confiesa Cecilia, embarazada de siete meses tras haber recurrido a un
banco de espermas.
Qué pasa con los chicos
“Todas coinciden en que es muy importante poder transmitirle, cuando el niño
así lo requiera, la verdad de su historia y origen, ya que todo esto hará de la
identidad del niño”, sostiene la psicóloga
Rosina Duarte,
Coordinadora del Primer Programa Argentino de Formación en Primera Infancia y
Crianza.
“Es importante también desarrollar qué sienten ellas con respecto a este hijo
más que con el padre, y aquí es donde la cosa se pone complicada: los hijos son
un logro, el último galardón, son en muchos casos más que un hijo una posesión”,
plantea la licenciada en psicología
Viviana Sánchez Negrette.
“Yo administro, cómo, dónde, cuando, tu historia, a quien tendrás acceso y a
quién no lo tendrás. Son en muchos casos hijos sin derecho a conocer de dónde
vienen, su historia queda recortada porque su madre no quiere darle acceso a
ella”, grafica.
Por lo general, las mujeres que tuvieron un hijo y conocen a su padre no
mantienen ninguna relación con ellos precisamente por su decisión de formar una
familia monoparental. Pero para Resnicoff, por más que la mujer esté sola
debería darle lugar a otros hombres (tíos, abuelos, educadores) para que puedan
colmar las carencias afectivas y ser modelos en el desarrollo de la
identificación sexual de los hijos. “Aprender los roles asignados a su sexo
dependerá de la capacidad infantil para imitar a los adultos de su entorno”,
sostiene.
“Si definitivamente no hay padre, la mamá sabe desde el inicio que se deberá
hacer cargo sola de su hijo. La protección, la educación, el mantenimiento, el
cobijo corren por su cuenta. El amor es el elemento fundamental para el
desarrollo de cualquier ser humano. Si esto está presente hay un gran trecho
allanado, la claridad en las respuestas alivian y dan seguridad, la mama tendrá
que estar preparada para dar respuestas claras y asertivas, sin dualidades ni
misterios”, puntualiza Vasconcelo.
En todos los casos, a las personas que deciden tener un hijo solas se les
recomienda que vivan esta situación plenamente, sin culpas y principalmente que
puedan disfrutar de haber cumplido con sus sueños de ser madres.
El futuro de estos chicos no es predecible, cada caso es particular y
único.
El niño hasta aproximadamente los dos años comprenderá y tomará
contacto con el mundo a través de su mamá. Si es el caso de una mujer que
recurrió a un donante anonimo y su hijo en algún momento va a preguntar acerca
de su origen, ella tendrá que responder sin ambivalencias y la explicación será
acorde al momento evolutivo del niño.
PUBLICADA EN REVISTA SUSANA #41
periodista. Alejandro Gorenstein